El Salvador va a Irak

El Destacamento Militar de Ingenieros, (DMIFA), se convirtió en Comando de Ingenieros de la Fuerza Armada (CIFA), con el objetivo de efectuar trabajos generales de ingeniería de construcción y de combate en todas las especialidades para apoyar a la institución castrense y colaborar en obras de beneficio público.

El Centro de Instrucción de Transmisiones de la Fuerza Armada (CITFA), se reestructuró a partir del 31 de mayo de 1993, para convertirse en el Comando de Apoyo de Transmisiones de la Fuerza Armada (CATFA), a fin de proporcionar el apoyo de telecomunicaciones requerido por todas las unidades operativas y tácticas.

Una vez finalizado con este proceso, el ejército continuo con su rol constitucional de ser garante de la soberanía e integridad territorial, así como coadyuvar en el desarrollo nacional y apoyar a población en caso de emergencia nacional.

El Salvador, como integrante del sistema de las Naciones Unidas, tuvo que responder al contenido de la Resolución 1373[2] de dicho organismo, en donde se exhorta a todos los Estados a reprimir el terrorismo en todas sus manifestaciones; siendo así, un nuevo cambio se vislumbraba, es decir, la posibilidad de participar en operaciones fuera de las fronteras patrias, en apoyo a otros países que buscan salir adelante después de enfrentar el flagelo del terrorismo internacional.

Fue así como la Asamblea Legislativa desarrolló y amplió lo establecido en el Art. 2 de la Constitución de la República, promulgando a partir de Agosto de 2002, y en el artículo 2 de la Ley de Defensa, donde se enuncian los objetivos, entre los cuales, el Nº 3 dice que la Fuerza Armada deberá: “Contribuir al mantenimiento de la paz y seguridad internacional”.

En ese orden se crea Batallón CUSCATLÁN. Congruente con los propósitos antes mencionados, El Salvador decide apoyar a los Estados Unidos de América y el 12 de agosto de 2003 envió el primer contingente de tropas a Iraq, en apoyo a la reconstrucción de dicho país. Dicha unidad, denominada Batallón CUSCATLÁN I, estuvo conformada por 10 oficiales superiores, 14 oficiales subalternos, 26 suboficiales y 311 elementos de tropa, totalizando 361 elementos, quienes ejecutaron misiones especiales de paz para la reconstrucción y asistencia humanitaria en el sector centro-sur de Iraq, con el propósito de crear un ambiente estable y seguro para facilitar la transición a las autoridades iraquíes.

Durante 5 años y medio, tiempo en el cual 3,755 elementos de la Fuerza Armada formaron parte del Batallón Cuscatlán, realizando 353 proyectos de reconstrucción en áreas como salud, educación, potabilización de agua, electricidad, vías de comunicación, higiene sanitaria y agricultura; desarrollaron 191 acciones cívicas, consistentes en donación de víveres, ropa, sillas de ruedas y útiles escolares, beneficiando un aproximado de 7 millones de iraquíes. Este Batallón, estuvo conformado en su mayoría por tropas del ejército, quienes cumplieron su misión con éxito, donde quedó plasmado el profesionalismo del soldado salvadoreño, capacitado e instruido para cumplir cualquier tipo de misión que le sea encomendada.

Como resultado de la exitosa misión cumplida en Iraq, las Naciones Unidas tomo a bien considerar a la Fuerza Armada de El Salvador para que formara parte de la Misión de Fuerzas Interinas de las Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), la cual constituye la primera participación de la Institución Castrense como “Cascos Azules”, enviando para tal fin a 52 miembros, provenientes del ejército, los cuales tienen como misión; realizar labores de vigilancia del alto al fuego, apoyo a las fuerzas armadas libanesas (FAL) en su despliegue al Sur de Líbano, coordinación, asistencia humanitaria y apoyo para el regreso de desplazados. Tarea que se cumple con éxito hasta la fecha.